miércoles, 30 de julio de 2014

El rol de NUEVA POLÍTICA en la izquierda, los dañinos modelos del pasado


La NUEVA POLÍTICA no puede estar indiferente ante la discusión que la humanidad misma viene planteando desde que se empezaron a acuñar las ideologías liberal y de izquierda, desde hace ya casi siglo y medio.

No es nuestra intención por supuesto, ahondar con profundidad sobre el tema y, mucho menos, hacer un repaso histórico pormenorizado sobre este complejo asunto.

Pero, sí existe una premisa fundamental que consideramos nosotros, es relevante e irrebatible.

El neoliberalismo ha demostrado históricamente y sigue demostrando en la actualidad, que se trata de un modelo político-económico  que ha estado y está lejos de satisfacer las expectativas de los pueblos.

Para plantear un paralelismo que, para algunos, podrá resultar un tanto fuerte y exagerado, digamos que se trata del modelo más parecido a lo que ocurre  en la selva: sólo sobreviven los más fuertes. No es la intención de la NUEVA POLÍTICA, insistimos, profundizar en la controversia.

No bien, se le han atribuido apelativos como “Capitalismo Salvaje” (para sólo situar uno de tantos). Permitir que sean sólo las variables de la oferta y la demanda las que determinen el discurrir socio-económico de las sociedades, equivale a permitir que “el grande devore al pequeño”.

Desde el punto de vista de la ética social y la ética política, es inadmisible dejar en el más despiadado abandono a la gran mayoría, en beneficio de una minoría a la que poco o nada preocupa la suerte del gran conglomerado.

El Neoliberalismo ha abierto una brecha enorme entre ambos estratos sociales, hasta el punto en que la clase media ha tendido a desaparecer en muchos de los países que insisten en mantener semejante estructura socio-económica.

Claro está, que el modelo extrapolado del socialismo recalcitrante (o “comunismo”, si se quiere) tampoco demostró ser la solución para nivelar satisfactoriamente las necesidades de todos los integrantes de las sociedades manejadas con este modelo.

Ahondemos, un tanto, en este punto de la exposición. La NUEVA POLÍTICA no puede comulgar con la despiadada opresión a la que estas estructuras sometieron a sus pueblos por décadas.

Hemos manifestado en otras oportunidades, que el ser humano es una especie de “dos en uno” en el que las emociones y la razón se constituyen en el núcleo indisoluble de la esencia misma del hombre.

Atentar, desde las estructuras del poder político, contra la esencia misma de los integrantes de los grupos sociales, resulta tanto o más contraproducente que el mismo modelo neoliberal.

Ya lo hemos dicho en otras oportunidades: el socialismo tradicional se derrumbó bajo el propio peso de sus necedades.

Décadas de opresión, se fueron construyendo lentamente en una “bomba de tiempo debajo del brazo” para los omnipotentes y omnipresentes jerarcas de la ex Unión Soviética y sus satélites quienes, paradójicamente, gozaban de una altísimo nivel de vida.

Tal barbarie tenía que desaparecer algún día, porque la misma historia reciente ha demostrado que los pueblos, incitados desde la consciencia colectiva global, terminan revelándose contra la opresión insostenible.

Pero, considera la NUEVA POLÍTICA que el neoliberalismo es otra verdadera barbarie, sólo un poco más disimulada por la enorme fuerza propagandística que despliega desde sus centros de poder político y económico.

Parece ser, entonces, que las posturas moderadas son las que más se acomodan a la naturaleza individual del ser humano y, lo que es más importante aún, a la naturaleza y características de las dinámicas sociales.

Claro está, que no se trata de posturas que sólo sean aparentemente moderadas. Aquellas tendencias, también nocivas que pretenden mostrar una moderación mediante pálidas y tibias medidas sociales, provenientes de los parlamentos legislativos y la administración pública, también son inaceptables.

Sin hacer mención de nombres propios, porque la postura de la NUEVA POLÍTICA no es la de proponer controversias interminables, muchos países en desarrollo pretenden “vender” una imagen comunitarista con medidas que presentan con “gran pompa”, pero que son ineficientes.

Pretender curar un cáncer con un analgésico para un dolor momentáneo, es sólo una estrategia similar a la de los conquistadores españoles hace 520 años, que con espejos y trinchetes cambiaban oro.

Esos estados están suficientemente identificados por la comunidad internacional, pero los organismos con aparente jurisdicción global se amparan en el concepto de la “soberanía de las naciones” para sólo limitarse a seguir mirando de reojo.

Nos estamos refiriendo a aquellos países que, desde su Carta Política y desde los estamentos de poder, pregonan un capitalismo supuestamente moderado. Y alardean de “moderación” con decisiones de poder que hipotéticamente beneficiarán a los grandes grupos sociales.

Para referirnos al fenómeno de alguna manera, digamos que regalar vivienda, regalar la seguridad social y demás medidas por el estilo, sin permitirles a estas poblaciones un verdadero progreso en lo económico, equivale a decirles simuladamente: “tengan esto por el momento, para que estén tranquilos, pero sigan como están”.

Ahora, también es cierto que existen modelos realmente moderados que han logrado equilibrar el nivel de vida de las sociedades.

Tampoco haremos alusión a nombres propios, así nos estemos refiriendo a modelos plausibles, porque la postura de la NUEVA POLÍTICA es no implicar a naciones específicas en nuestras deliberaciones.

La historia reciente de la última década, ha presentado esquemas que realmente atienden al concepto de lo “moderado”, lo “equilibrado”, o, en resumidas cuentas, lo “justo desde el punto de vista económico y social”. Sí es posible lograrlo.

El primer paso hacia la ansiada justicia y equidad social es tener una evaluación consciente y profunda sobre lo realizado en este tiempo por ambas tendencias. Está evaluación pasa por lo ético, por lo técnico, por los procedimientos de control, la transparencia y la forma en que nos vinculamos como actores a buscar soluciones.


Concluyo que es una época para manejar esquemas socioeconómicos más humanos: por y para los humanos. La nueva tendencia debe estar soportado en la siguiente creencia: “Nada por encima del ser humano y ningún ser humano por debajo de otro”.

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