domingo, 5 de abril de 2015

Principales contribuciones del coaching político para la transformación política

El complicado ambiente de la política ubica a todos sus líderes bajo una intensa presión para decir y hacer muchas cosas que habitualmente no serían capaces de realizar. El ejercicio de la política es el resultado, como bien dice Savater, “un acuerdo con los demás, la coordinación, la organización entre muchos de lo que afecta a muchos”, en conclusión una gran responsabilidad. Entonces, ¿Qué función cumple aquí el coaching político?

Los coaches políticos se dedican no sólo a sostener y además a ayudar al líder político en cuestión. Tanto en sus compromisos como así también al momento de actuar y de hablar. Para que esto sea posible, se trabaja dentro de una relación de estrecha confidencialidad.  Sencillamente porque el eje central sobre el cual ésta se desarrolla es principalmente la comunicación de visiones y sentires del político que apuesta a mejorar la convivencia humana en general.

Recordemos siempre que el hombre es realmente el único de todos los animales que es capaz de comunicarse a través del lenguaje. En el mundo de la política las conversaciones cumplen un rol que día a día se hace más y más importante. Eso ocurre más que nada debido a la gran cantidad de actores que coexisten en cada uno de los momentos políticos, dando como resultado una red de conversaciones en donde el político debe liderarlas convirtiendo éstas en acciones efectivas.

Encuestadores y consultores vs coaching político

Todo líder político está en forma constante bajo la presión de una amplia variedad de intereses. Por este motivo pueden desanimarse y por lo tanto perder de vista cuál es la razón por la que se han postulado a un determinado cargo.

Dentro de su círculo de influencia están encuestadores y consultores políticos. Éstos sólo tienen como indicador básico el mero triunfo puntual del cliente. Ellos ven a su propio futuro ligado no más que al resultado de las siguientes elecciones

Entonces, los coaches políticos toman distancia de los encuestadores y de los consultores políticos, en primer lugar debido a que un coach político no revela en ningún momento su relación con el correspondiente líder político, a menos que el político en cuestión específicamente tome la decisión de hacerlo. Ciertamente los coaches políticos no proponen una solución específica, dado que no es una consultoría, sino que se trata de un trabajo más basado en una suerte de acompañamiento. El coach puede ayudar a sus clientes a integrar los consejos que reciben de otros así como también darles sentido.

Por lo tanto, se puede afirmar que mediante el coaching político se ayuda a los futuros funcionarios o figuras públicas a ordenar aquello que se está escuchando. Así también, a ordenar cómo se sienten al respecto y también cuáles son las opciones que quieren escoger.



 El coaching político en vistas del futuro de la sociedad

El coach político ayuda a cada político o política en tiempos confusos y lo apoya para que logre mantener su visión original para el servicio público sin perder de vista el necesario equilibrio para su vida personal.

Trabajar con ayuda del coaching político hace que sea posible tener la asistencia continua para estructurar un liderazgo político coherente dando como resultado justamente un líder político que se vuelve cada vez más valiente y auténtico. Un líder dispuesto a llevar su visión a un nivel más elevado a la sociedad.

Dentro de mi visión como coach es que los líderes políticos de la actualidad conformen una nueva generación que se centrará en primer lugar en dejar de lado todos sus temores personales y las viejas influencias de la vieja política.


Ésta es la transformación del sistema político vigente, por el bien de la sociedad actual y sobre todo por el bien de las generaciones futuras. Esta es la transformación para la cual el coaching político colabora.


miércoles, 30 de julio de 2014

El rol de NUEVA POLÍTICA en la izquierda, los dañinos modelos del pasado


La NUEVA POLÍTICA no puede estar indiferente ante la discusión que la humanidad misma viene planteando desde que se empezaron a acuñar las ideologías liberal y de izquierda, desde hace ya casi siglo y medio.

No es nuestra intención por supuesto, ahondar con profundidad sobre el tema y, mucho menos, hacer un repaso histórico pormenorizado sobre este complejo asunto.

Pero, sí existe una premisa fundamental que consideramos nosotros, es relevante e irrebatible.

El neoliberalismo ha demostrado históricamente y sigue demostrando en la actualidad, que se trata de un modelo político-económico  que ha estado y está lejos de satisfacer las expectativas de los pueblos.

Para plantear un paralelismo que, para algunos, podrá resultar un tanto fuerte y exagerado, digamos que se trata del modelo más parecido a lo que ocurre  en la selva: sólo sobreviven los más fuertes. No es la intención de la NUEVA POLÍTICA, insistimos, profundizar en la controversia.

No bien, se le han atribuido apelativos como “Capitalismo Salvaje” (para sólo situar uno de tantos). Permitir que sean sólo las variables de la oferta y la demanda las que determinen el discurrir socio-económico de las sociedades, equivale a permitir que “el grande devore al pequeño”.

Desde el punto de vista de la ética social y la ética política, es inadmisible dejar en el más despiadado abandono a la gran mayoría, en beneficio de una minoría a la que poco o nada preocupa la suerte del gran conglomerado.

El Neoliberalismo ha abierto una brecha enorme entre ambos estratos sociales, hasta el punto en que la clase media ha tendido a desaparecer en muchos de los países que insisten en mantener semejante estructura socio-económica.

Claro está, que el modelo extrapolado del socialismo recalcitrante (o “comunismo”, si se quiere) tampoco demostró ser la solución para nivelar satisfactoriamente las necesidades de todos los integrantes de las sociedades manejadas con este modelo.

Ahondemos, un tanto, en este punto de la exposición. La NUEVA POLÍTICA no puede comulgar con la despiadada opresión a la que estas estructuras sometieron a sus pueblos por décadas.

Hemos manifestado en otras oportunidades, que el ser humano es una especie de “dos en uno” en el que las emociones y la razón se constituyen en el núcleo indisoluble de la esencia misma del hombre.

Atentar, desde las estructuras del poder político, contra la esencia misma de los integrantes de los grupos sociales, resulta tanto o más contraproducente que el mismo modelo neoliberal.

Ya lo hemos dicho en otras oportunidades: el socialismo tradicional se derrumbó bajo el propio peso de sus necedades.

Décadas de opresión, se fueron construyendo lentamente en una “bomba de tiempo debajo del brazo” para los omnipotentes y omnipresentes jerarcas de la ex Unión Soviética y sus satélites quienes, paradójicamente, gozaban de una altísimo nivel de vida.

Tal barbarie tenía que desaparecer algún día, porque la misma historia reciente ha demostrado que los pueblos, incitados desde la consciencia colectiva global, terminan revelándose contra la opresión insostenible.

Pero, considera la NUEVA POLÍTICA que el neoliberalismo es otra verdadera barbarie, sólo un poco más disimulada por la enorme fuerza propagandística que despliega desde sus centros de poder político y económico.

Parece ser, entonces, que las posturas moderadas son las que más se acomodan a la naturaleza individual del ser humano y, lo que es más importante aún, a la naturaleza y características de las dinámicas sociales.

Claro está, que no se trata de posturas que sólo sean aparentemente moderadas. Aquellas tendencias, también nocivas que pretenden mostrar una moderación mediante pálidas y tibias medidas sociales, provenientes de los parlamentos legislativos y la administración pública, también son inaceptables.

Sin hacer mención de nombres propios, porque la postura de la NUEVA POLÍTICA no es la de proponer controversias interminables, muchos países en desarrollo pretenden “vender” una imagen comunitarista con medidas que presentan con “gran pompa”, pero que son ineficientes.

Pretender curar un cáncer con un analgésico para un dolor momentáneo, es sólo una estrategia similar a la de los conquistadores españoles hace 520 años, que con espejos y trinchetes cambiaban oro.

Esos estados están suficientemente identificados por la comunidad internacional, pero los organismos con aparente jurisdicción global se amparan en el concepto de la “soberanía de las naciones” para sólo limitarse a seguir mirando de reojo.

Nos estamos refiriendo a aquellos países que, desde su Carta Política y desde los estamentos de poder, pregonan un capitalismo supuestamente moderado. Y alardean de “moderación” con decisiones de poder que hipotéticamente beneficiarán a los grandes grupos sociales.

Para referirnos al fenómeno de alguna manera, digamos que regalar vivienda, regalar la seguridad social y demás medidas por el estilo, sin permitirles a estas poblaciones un verdadero progreso en lo económico, equivale a decirles simuladamente: “tengan esto por el momento, para que estén tranquilos, pero sigan como están”.

Ahora, también es cierto que existen modelos realmente moderados que han logrado equilibrar el nivel de vida de las sociedades.

Tampoco haremos alusión a nombres propios, así nos estemos refiriendo a modelos plausibles, porque la postura de la NUEVA POLÍTICA es no implicar a naciones específicas en nuestras deliberaciones.

La historia reciente de la última década, ha presentado esquemas que realmente atienden al concepto de lo “moderado”, lo “equilibrado”, o, en resumidas cuentas, lo “justo desde el punto de vista económico y social”. Sí es posible lograrlo.

El primer paso hacia la ansiada justicia y equidad social es tener una evaluación consciente y profunda sobre lo realizado en este tiempo por ambas tendencias. Está evaluación pasa por lo ético, por lo técnico, por los procedimientos de control, la transparencia y la forma en que nos vinculamos como actores a buscar soluciones.


Concluyo que es una época para manejar esquemas socioeconómicos más humanos: por y para los humanos. La nueva tendencia debe estar soportado en la siguiente creencia: “Nada por encima del ser humano y ningún ser humano por debajo de otro”.

viernes, 18 de julio de 2014

Una nueva política que se actualiza y emociona, la tecnología al servicio del gran salto

Artículos de Libro Nueva Política

Autor: Juan Esteban Segovia. Gerente TRANCE Formación CENTER | Psicólogo | Investigador | Coach Político

En el mundo actual, la ciencia y las tecnologías se desarrollan de manera exponencial, pero las condiciones de la vida de los pueblos se estacionan en niveles inadmisibles, surge la NUEVA POLÍTICA como un real y efectivo modelo de cambio.

Si bien la humanidad se preocupa y ocupa cada vez más del  fenómeno del liderazgo, aún no son suficientes los esfuerzos locales,regionales y globales para nivelar, así sea en una mínima medida, las condiciones de vida de los pueblos.

Daría la impresión que los enormes desarrollos  científicos y tecnológicos, sólo están al servicio de las élites para preservar, su situación privilegiada sin que importe en mayor medida la suerte de los grandes conglomerados.

Los enormes caudales de información retórica,provenientes de los “todopoderosos” organismos internacionales con jurisdicción global, parecen más bien pálidos formalismos, que la muestra de una verdadera y real intención  de cambiar el estado actual de cosas.

Es muy desconsolador ver cómo se crea y se comparte una gigantesca cantidad de contenidos minuciosamente elaborados, con aparente intención de cambiar el establecimiento y/o generar novedosos modelos, para sólo terminar en el olvido de las generalidades.

La NUEVA POLÍTICA pretende remodelar drásticamente semejante “máquina estática, desueta y anacrónica” de la que salen permanentemente todo tipo de “nuevos modelos con bombos y platillos”  que se descargan engrandes flujos de retórica ineficiente.

Se crean organismos por doquier y, en estos, se diseñan un gran número de dependencias con funciones innovadoras, desplegando con gran aparatosidad y estruendo, un supuesto esfuerzo para beneficiar los grandes  grupos  de población del mundo civilizado.

Y, claro, de esta situación surge una voluminosa burocracia generando cúmulos de decisiones, de reglamentos, de pronunciamientos que llegan simplemente a llenar los discos duros  y las estanterías de ciertos cuerpos colegiados.

Queda la sensación que, dentro de la “conciencia colectiva global”, estuviera insertada una especie de pacto implícito para desplegar toda una fraseología  “acá estamos para ayudar a cambiar”. Sólo porque hay que decirlo.

Y, hay que decirlo, para crear una supuesta atmósfera de tranquilidad en que se mencione, a su vez, “bueno, no estamos  solos porque hay alguien haciendo algo por cambiar”.

Una enunciación ligera como la anterior, solo adormece y paraliza la intención real de cambio. Es un discurso global que no emociona ni despierta la intención de actuar en las personas que ostentan el poder regional o nacional.

En este espacio falso, es donde emerge la NUEVA POLÍTICA para reaccionar y hacer reaccionar. Para crear las condiciones necesarias y suficientes que permitan la aparición de nuevos modelos de liderazgo.

Los nuevos liderazgos ya no podrán (ni deberán) declinar posturas para mantener “empotradas en el trono” las estructuras paquidérmicas preestablecidas que pretenden conservar sus privilegios centenarios.

La nueva forma de hacer política se rediseña a sí misma para “fabricar” líderes, uno, que se dejen emocionar y, dos emocionen al entorno, para que los líderes surjan en una especie de “efecto cascada”.

El mundo necesita nuevos líderes para actuar a base de pensamientos que terminen, de una vez por todas, con los estándares actuales que se han tornado definitivamente insostenibles.

Claro está, que no son sólo las estructuras políticas lasque están “hambrientas” de líderes. El sector privado también requiere de nuevas formas de pensar y de actuar.

Las sociedades ya no se pueden mirar con “lentes bifocales”de tal manera que, con un lente se mire a los sectores políticos y con el otro,se mire a los centros de producción y a las masas.

De qué sirve un Estado manejado por grandes líderes, silos sectores privados siguen paralizados? No se trata, por supuesto, de “crear líderes por decreto”. Lo que se pretende que en la NUEVA POLÍTICA es “sembrar semillas germinables” para cosechar nuevos líderes que sepan conducir al ideal propuesto.

Líderes que no pretendan, ni por un solo instante, seguir hipnotizando a las masas con “espejitos y medallitas” para adormecerlas e impedir los profundos cambios que necesita nuestro tiempo.

Ya los nuevos líderes: sociales, empresariales,sectoriales (no “sectarios”), culturales y demás, deberán  estar emocionados y predispuestos a  emocionar a los grupos que lideran para emprender “todos a  una” la colosal tarea de modificar un modelo caduco que no puede ya seguir respirando.

Pero, no se crea que éste es uno más de los discursos tediosos, interminables y vacíos de contenido emocional con los que se ha entorpecido y dopado las escaramuzas del pasado que han pretendido cambiar las estructuras rígidas y las estáticas maneras de pensar.

La NUEVA POLÍTICA es realmente “nueva”. Y, precisamente por ello, recurre a los grandes saltos tecnológicos de nuestro tiempo, para que éstos  ya no estén más al servicio de las viejas estructuras sino, más bien, al servicio del cambio y de la ciudadanía.

Los nuevos líderes reacondicionarán esas herramientas,que ya no responderán a lo autocrático e impuesto sino, más bien, que la conectividad global permitirá intercambiar inteligencia y emociones para dar el“gran salto”.

La NUEVA POLÍTICA recurrirá la “gran salto tecnológico al servicio del cambio” o al “gran saltosocio-político impulsado por gran salto tecnológico”. Pareciera, en principio,un juego retórico de palabras, mas no lo es así.

Ambos caminos conducen al mismo resultado deseado:utilizar la inteligencia emocional al servicio de los grandes cambios que requiere nuestro tiempo.

La historia reciente ha demostrado en muchos casos (en algunos no, infortunadamente) que los cambios drásticos se pueden (y se deben)hacer inteligentemente, pero con emoción.

Las emociones forman con el razonamiento inteligente una especie de “dos en uno” que es, por esencia, indestructible. El viejo socialismo (o “comunismo”, si se quiere) pecó gravemente contra la naturaleza misma del ser humano.

Pretendió oprimir las emociones mediante un esquema supuestamente inteligente y ese fue una de las causas más (si no “la más”)determinantes para que desapareciera a finales de los años 80s.
Es posible que aún queden algunos modelos que, con un“dejo de nostalgia”, pretendan sobrevivir eternamente pero, de a poco, van cediéndole el paso a  las nuevas tendencias globales.

Ahora, la NUEVA POLÍTICA ha tomado atenta nota de la historia reciente para determinar un riguroso concepto: no es necesario recurrir a la ilicitud moral ni mucho menos,a las vías de hecho para implementar los cambios que requieren nuestras sociedades.

El antiguo socialismo se desintegró por el “propio peso de su necedad”. No fue necesario disparar una bala para que el gran conglomerado diera el gran salto, utilizando el liderazgo  emocional, sin perder de vista el razonamiento inteligente.

Todo esto confluye, necesariamente, en un  sólo concepto: la inteligencia emocional.Esta será, necesariamente, el recurso más poderoso al que acudirán los nuevos líderes, el nuevo socialismo para propiciar los cambios.

Tenemos, entonces, dos ingredientes fundamentales a los que acudirán los nuevos líderes:

Uno: la utilización de la tecnología para que los líderes estén interconectados entre sí y, además, con los grupos por ellos liderados para que todos se emociones y se dejen emocionar (inteligentemente) en un proceso de retroalimentación permanente e imparable.

Dos: la inteligencia emocional como el vehículo fluido que permita que la conectividad sea emotiva y no simplemente un intercambio de discursos retóricos sin sustancia, que sólo sumen en el estatismo y la postración a los grupos sociales.

Estos son los dos pilares fundamentales de la NUEVA POLÍTICA.

martes, 15 de julio de 2014

Una NUEVA POLÍTICA para NUEVOS LÍDERES


Artículos de Libro Nueva Política

Autor: Juan Esteban Segovia. Gerente TRANCE Formación CENTER | Psicólogo | Investigador | Coach Político


“De nada vale que el entendimiento se adelante si el corazón se queda”.  Esta es la frase con la que se abarcan todas las aristas del concepto de la  “inteligencia política”: pensar, emocionar, crear, ejecutar y compartir  para hacer una nueva política confiable.

Para crear nuevos modelos de hacer política es necesario, antes que nada, tener presente que no sólo basta la “sustancia” sino que, además, se requiere de la  “circunstancia”.

Ya no son admisibles aquellos modelos que, ataviados de una postura sectaria,   pregonan  una multitud de “sustancias conceptuales” sin ejecutar o,  mejor,  sin crear las circunstancias necesarias para que la sociedad civil se desarrolle a sí misma.

La humanidad misma está saturada de tanta retórica vacía de contenido.  Por tal razón,  deben ser los políticos mismos quienes creen las condiciones para  el surgimiento de nuevos líderes que modifiquen drásticamente los modelos pasados y presentes,  que definitivamente no satisfacen las necesidades de las colectividades.

La nueva política debe constituir una experiencia de motivación intrínseca y compromiso lo suficientemente considerable para que el actor político logre la necesaria adhesión consciente y pensante  de quienes serán los futuros líderes.

Sólo así,  es posible el surgimiento de nuevos liderazgos que logren las transformaciones profundas que requiere un estado actual de cosas que sólo satisface las necesidades de los grupos económicos y  de la élite política misma.

La política  tiene que  ser fluida  para conseguir una vivencia en la que conocer, emocionar, crear, hacer y compartir  sean cinco conceptos que se integren armónicamente  para  el surgimiento de nuevos modelos de liderazgo que lleven consigo una inteligencia política deseable.

En otras palabras,  la inteligencia política en la nueva política incluye cinco facetas fundamentales: cognitiva, emocional, creativa, ejecutiva y socioeconómica. La inteligencia cognitiva hace referencia a los procesos de pensamiento que generan razonamientos destinados a comprender la información para resolver problemas abstractos. Pero,  surge de inmediato un interrogante obligado: ¿una inteligencia cognitiva  predispone,  por sí sola,  un rendimiento político óptimo?  Indudablemente no.  Los problemas políticos y,  de contera,  los socioeconómicos son prácticos por esencia y requieren de la gestión  proactiva del político y el  gobernador.

Una NUEVA POLÍTICA  debe ser desarrollada bajo los supuestos según los cuales  “corazón y sentimiento”  conviven con la  “razón y el pensamiento”. Es indudable e ineludible considerar que las emociones complementan el mapa de una inteligencia política satisfactoria. De esa manera, ésta se instala en un escenario diferente al cognitivo: la afectividad.  El corazón está dotado de una memoria que difícilmente olvida.

Por cientos (o miles, quizás)  se puede contar los casos en los que,  en contiendas políticas,  la irascibilidad conduce a la derrota, cediéndole el paso a posturas más afectivas con las que el conglomerado  se sienta más identificado. Claro está,  que acá surge una  premisa fundamental dentro del  ámbito de la  NUEVA POLÍTCA:  de nada sirve  ganarse los afectos del conglomerado social  si, a la hora definitiva de la praxis,  se traiciona toda esta información a la que se adherido  un electorado  ilusionado.

Un escenario como estos, que afecta dramáticamente  las emociones individuales y colectivas, hace desaparecer el liderazgo inicial de aquellos políticos que, más temprano que tarde,  terminan en el ostracismo. Por esta y muchas otras razones,  la NUEVA POLÍTICA  debe emerger  para evitar que una tras otra generación perdida  no haga nada  por sí misma.  Es así de claro: con el modelo político actual,  decenas de generaciones enteras se perderán en la profundidad de las generalidades  vacías.

Los tiempos actuales han visto el derrumbamiento sistemático de regímenes totalitarios que han traicionado la afectividad de los conglomerados sociales gobernados bajo el engaño.  Lo más preocupante,  es que  el engaño político se convierte en el “caldo de cultivo”  más propicio para el surgimiento de liderazgos negativos que incitan a la violencia para vengar ese engaño.

Estos líderes negativos se  suelen convertir, a su vez,  en los nuevos ostentadores del poder político, luego de haber logrado derrumbar  la  “institucionalidad” que se había establecido traicionando la confianza de aquellos que actuaron  con una especie de  “ingenuidad  legítima”.
Y así,  una tras otra,  se van encumbrando “institucionalidades”  corruptas  que van cayendo  sucesivamente.  Pero, a todas estas,  ¿dónde termina el bienestar de las sociedades urgidas  de satisfacer sus necesidades más básicas?  Sólo hay una respuesta posible ante semejante interrogante: en  la desatención.

En este  “cuadro de la escena”  es en el que surge el concepto angular o el núcleo esencial del problema: la necesidad imperante de hacer una NUEVA POLÍTICA  que propicie el surgimiento de nuevos modelos de liderazgo. Se hace, entonces,  crucial el surgimiento de nuevos líderes  educados e impulsados desde la política presente, para ponerle fin  a ese círculo vicioso.
Los más avezados estudiosos sobre temas de liderazgo en las últimas décadas,  parecen coincidir definitivamente en que el líder no necesariamente nace como tal.  Es posible “hacer”  líderes.

Si bien  puede existir una cierta predisposición genética al liderazgo,  es muchísimo más importante  la educación para ser líder.  Pero, es desde el poder político donde se deben establecer, crear y  propiciar  las estrategias para educar nuevos líderes con nuevas aptitudes y actitudes.
Es la única manera de establecer un  “punto de quiebre” para  desarticular esa locomotora  nociva  que conduce de un fracaso a otro,  en una especie de  “rueda sin fin”.

Educar para el liderazgo debe ser  o,  mejor,  ya es la tendencia global.  Nunca antes, la civilización se había apoderado con tanta intensidad de la urgencia de  “crear” nuevos líderes.  “La educación es la guardiana de la civilización”  como bien manifestó  uno de los pensadores más importantes de los tiempos modernos: Bertrand Russell.  Ahora, la educación en sí  es responsabilidad,  si bien no exclusiva,  sí  básica del actor político.

A todas estas,  es la inteligencia emocional de ese actor político,  la que determina su capacidad para generar relaciones  políticas y sociales  sólidas que sirvan para crear escenarios que permitan una educación para el liderazgo.

La NUEVA POLÍTICA, para poder propiciar una relación emocional con un conglomerado que capte la necesidad del surgimiento de nuevos líderes, debe tener  capacidad de autoconocimiento, autocontrol, automotivación, empatía  y  asertividad. Sólo así,  podrá  aglutinar adherencias que  se enlacen con la  necesidad de la educación para el liderazgo.  De esa manera,  podrá  motivar y comprometer  a todos los sectores.

“No os dirijáis a su cabeza, sino a su corazón”, es la postura  con la que  Nelson Mandela  logró el cambio y una transformación del “Nosotros Negros” y “Nosotros Blancos”,   al  “Nosotros Sudafricanos”.

El actor político piensa, siente  y  emociona a los individuos y, por sobre todas las cosas,  al consciente colectivo o al inconsciente colectivo  para  conducirse sobre caminos de liderazgo.

En resumidas cuentas,   la única manera de  “plantar”  una  NUEVA POLÍTICA  para generar nuevos modelos de liderazgo,  es  mediante una autoremodelación del pensamiento y las emociones del actor político, con vistas a generar una empatía emocional con el colectivo gobernado.
Si desde la política se envían mensajes razonables y convincentes, en el marco de la educación para el liderazgo, los  líderes positivos  surgirán  casi que por generación espontánea.

Esta es,  insistimos,  la única vía para desarticular el círculo vicioso de la corrupción galopante y permanente que impide  el  bienestar de los pueblos.